La Iglesia de San
Justo, que es como se la conoce por el vecindario. Fue declarada
Monumento Histórico Artístico en los años 90 del pasado siglo y ha pasado de
ser una de las muchas construcciones románicas ignoradas de Segovia a uno de lo
lugares más señalados por la totalidad de las guías turísticas, gracias al
descubrimiento de sus pinturas románicas. Ubicada en uno de
los barrios extramuros de la ciudad, muy cercana al acueducto, señala su
existencia mediante su torre, sin duda la más notable de las segovianas,
después de la de San Esteban.
La iglesia de San Justo de Segovia es uno de los más
modestos y tardío templos segovianos (probablemente realizado en los últimos
años del Siglo XII o comienzos del XIII) como se aprecia en su fábrica
arquitectónica mayoritariamente de calicanto. Que conserve unas magníficas
pinturas murales indica -por lógica- que otros templos segovianos más
importantes debieron estar decorados magníficamente aunque hoy ya no quede nada
de ello.
En los muros y bóvedas de la cabecera se representan las
escenas del Pecado Original, el ciclo de la Última Cena, Prendimiento de Cristo
y Crucifixión y en la bóveda de horno del ábside un soberbio Pantocrátor
rodeado de los veinticuatro ancianos y los evangelistas. Como corresponde a la
pintura románica del 1200 el hieratismo inicial del románico pleno deja paso a
una mayor soltura en los movimientos de los personajes lo que incide en mayor
expresividad narrativa.
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